Otra Feria del Libro

La Feria del Libro, una lanza en favor de la Cultura

Hoy se califica de cultura a muchas cosas que no lo son. Y aunque es difícil definir qué sea la cultura (Ortega y Gasset dijo que es eso que a uno le queda, cuando ha olvidado lo que ha aprendido), se hace difícil admitir como “Semana Cultural” lo que en muchos lugares de nuestra pequeña geografía se celebra como exclusivamente de entretenimiento. Las carreras de sacos, y los ruidosos montajes de música rapera no son cultura, por mucho que se empeñen bienintencionados ediles. En general, todo lo que se hace en común, al mogollón y con vocerío, no es cultura. Esta se encuentra mejor en los recintos cerrados, en las habitaciones silenciosas en las que el íntimo deseo de aprender, de ver filmes bien pensados y resueltos, de escuchar una música con armonías que le agradan al cerebro, o leyendo libros que uno escoge porque piensa que va a encontrar en ellos palabras con las que estar de acuerdo, o disentir, es cuando el individuo (de cualquier género) sabe que se está acercando a la cultura. Que está en ese camino.

A la Feria del Libro de Guadalajara, que llega en plena primavera ocupando el salón central del Paseo de la Concordia, vamos a acudir para encontrarnos con la cultura [del Libro]. Una fórmula acreditada de educar, alimentar regocijos, y transmitir conocimientos e ideas. Sé que hay otras definiciones de todo esto, y el tema de la Cultura está siempre desabrochándose el botón de arriba de la camisa, para respirar mejor. Pero en su base está que cualquier definición es buena, y cualquier percepción admisible, siempre que venga de un ser humano con sus sentidos en orden.

En la Concordia van a posarse este año una veintena de casetas ocupadas por empresas editoriales, librerías, distribuidoras y asociaciones culturales que promueven este rancio (por la edad, no por otra cosa) elemento como son los libros. Habrá, incluso, y como novedad, una caseta dedicada a albergar a los escritores y escritoras de la ciudad, una buena ocasión para darse a conocer, en sus expresiones y en sus obras. Porque los lectores siempre buscan conocer las caras y saber las biografías de quienes escriben a su gusto.

Además habrá presentaciones, firmas de libros, coloquios y performances. De las que sé, porque todavía no me ha llegado el programa, que siempre queda para imprimir unos días antes de la Feria, allí estarán Mañueco con su potente obra poética el jueves por la tarde, y Ángel Taravillo con su novela sobre don Mariano Pastor, que tanto ha impactado en cientos de lectores. Allí estarán, también, Antonio Pérez Henares, “Chani”, (el sábado a las 11 de la mañana es cuando la concejalía de Cultura le ha designado hueco para que hable en la carpa) diciéndonos su nuevo intento de novelar la epopeya española, con “La Española” su última novela. Allí estarán el domingo por la tarde Marta Marco Alario presentando su nuevo poemario “Mujeres de boca grande que saben ser bosque”, y David Trijueque enseñando lo que cuenta en su narración “El último fabulista” centrada en Cifuentes. Quizás hasta aparezca yo, si es que para entonces puedo salir a la calle.

La idea del Ayuntamiento de hacer esta Feria, contenida en el tiempo (realmente no hace falta más que los cuatro días que dura, para dar a conocer a los interesados libros y firmas) y anclada en ese lugar que es ideal y aplaudido, es todo un acierto. Porque la Concordia es, realmente, el centro de la ciudad antigua, y promocionar esa zona es hacer que baile la ciudad al ritmo de los nuevos tiempos. Todos los que hemos apoyado esa idea, estamos de verdad satisfechos. Que llueva o que haga sol es indiferente. Porque los lectores y lectoras van a ir de cualquier manera, y por las tardes aquello se pondrá, como siempre “hecho una feria”. Yo siempre he creído que era uno de los mejores momentos del año, porque allí nos encontramos, en amistad y común interés, todos cuantos sabemos que en el libro está la base de la cultura: escritores y profesores, dibujantes y editores, libreros y narradores.

Feria del Libro Guadalajara 2023

Además, siempre se suscitan ideas nuevas. Una fue, el año pasado, la de que Guadalajara, la nuestra y castellana, tuviera presencia en la gran Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara en México. La más grande del mundo, el ideal de muchos. La concejala de cultura en ese momento acogió la idea con entusiasmo y preparó la participación con interés, ayudándose en personas que llegaron a hablar con la directora de la FIL. Todo se pactó para que nuestra Guadalajara apareciese, con sus libros y sus autores, en aquel podio de la cultura escrita. La cosa, sin embargo, no cuajó, por mor (como casi siempre pasa) de inconveniencias administrativas. Nuestro país es cada vez más rígido en burocracias, y por eso anda lento y con retraso respecto a otros de nuestro entorno.

Y un último tema que convendría sacar, en este momento en que la Fiesta de los Libros nos envuelve, es la necesidad de que las instituciones públicas (Ayuntamiento, Diputación, Junta de Comunidades) que en uno u otro sentido dirigen el público afán, apoyen con equidad y recto proceder a los autores, editores y libreros de nuestra ciudad, de nuestra provincia, de nuestra región. Así se hace en otros muchos lugares de España, pero por el momento aquí eso es una entelequia.  Así, por ejemplo, las ayudas (institucionales y obligadas) que el Servicio de Cultura de la Diputación Provincial de Guadalajara programa anualmente para adquirir libros escritos por alcarreños, editados por editores de la provincia, y que de algún modo traten de estudiar y enaltecer nuestra tierra, este año se ha hecho con tal rigor burocrático y con tal ausencia de sensibilidad, que se ha concedido el manejo de todo ese caudal de valores a una empresa distribuidora de libros y DVD (Mediablau) de Valencia. Con lo que todo el esfuerzo público que debería destinarse a ayudar al sector del libro en Guadalajara, se va fuera de la provincia, y aún de la región, mientras nosotros quedamos aquí, sonrientes y mirando lo bonito que queda el quiosco de la música en el centro de la Concordia.